El Cuerno de África (Somalia, Yibuti, Etiopia y Eritrea) es
una de las regiones más pobres del mundo. Se trata de una zona de gran
inestabilidad política, económica y social. Una zona que desgraciadamente
destaca por las guerras continuas.
Además, y por si fuera poco, habría que sumarle las catástrofes
naturales que son habituales allí: sequías, grandes inundaciones…
El cuerno de África, desde julio de este año, se ve afectado
por una gran sequía con potencial para expandirse, es ya la crisis más brutal
del siglo XXI. Los afectados escapan de las zonas más perturbadas a los países
vecinos en busca de campos de refugiados. A este fenómenos se le conoce como “La
crisis de refugiados”. Ya son más de 75.000 personas las que han abandonado
Sudán y se preve que la cifra llegue al millón en los siguientes días.
¿Por qué las peores crisis las pasan los países más pobres?
No es casualidad. Las crisis las crean las personas; las
políticas, además de los patrones del clima. Se declara el estado de alarma
cuando la situación ya es funesta, en lugar de intentar prever estas situaciones.
Los vínculos entre la ayuda de emergencia, la reducción de riesgos de
desastres, la rehabilitación y el desarrollo son demasiado débiles y están mal
financiados en estos países.
En 2006 el
gobierno de Mozambique hacía una petición por valor de 3,4 millones de dólares
para prepararse para las inundaciones, pero entonces no llegó mucha ayuda
económica, sin embargo las comunidades internacionales gastaron 94 millones una
vez las lluvias habían causado estragos. Haber actuado con anterioridad habría
supuesto un ahorro de más de 90 millones de dólares.
El gobierno del
Cuerno de África paga un precio muy alto, debía actuar de otra forma. Cambiar
la manera de trabajar la agricultura y garantizar la seguridad alimentaria. Las
comunidades Internacionales deben instar en estas medidas y no esperar a que
sea demasiado tarde para tomar cartas en el asunto. En última instancia, esos
que no están bien representados serán aquellos cuya supervivencia no será
tomada en cuenta hasta que estén muriendo.